¿Alguna vez te has llegado a plantear como nació el diseño de la cocina? o si más no ¿porqué y cómo han llegado las cocinas, a ser lo que son ahora?
¿Alguna vez te has llegado a plantear como nació el diseño de la cocina? o si más no ¿porqué y cómo han llegado las cocinas, a ser lo que son ahora?
Por suerte, desde aquellas hogueras en el suelo para sobrevivir o las cocinas escondidas en los sótanos de las viviendas hasta la creación de la escuela de la Bauhaus, todo ha evolucionado mucho. Pero nosotros nos centraremos hasta donde conocemos.
Podemos decir que en cuanto diseño y funcionalidad, la cocina es probablemente el espacio del hogar que más ha evolucionado en los últimos años. Tanto el tamaño, las distribuciones, los materiales o el mobiliario que usamos en la cocina son los que han conseguido dar distintas personalidades gracias a sus cambios en estas últimas décadas.
Antes de los 80, la cocina era meramente funcional; la estética no tenía cabida. Se consideraba la estancia menos importante del hogar, un espacio pequeño, frío y rígido, con materiales resistentes, primando su durabilidad sin tener en cuenta la estética.
El salón o el comedor era el sitio de reunión por excelencia, pero esto empezó a cambiar en los 90, cuando la cocina se concibe de forma distinta. Ya no sólo es un espacio pensado para cocinar sino también para disfrutar.
Pero no se queda aquí, cada vez la cocina queda más abierta al hogar y coge más importancia, hasta el punto de pasar a ser el centro de este, prestándole una mayor atención al diseño y pensando en la distribución de los espacios, para las tareas que realizamos diariamente.
En resumen, actualmente, la cocina no solo se diseña para ser resistente, sino decorativa, funcional y cómoda.
No hay amor más sincero que el amor a la cocina
Constantemente, hablamos de la fuerte evolución y de un espacio lleno de experiencias, pero no nos podemos olvidar nunca del centro de la cocina, de las campanas extractoras, ya que sin ellas hubiera sido imposible estos grandes cambios. Y es que no deja de sorprendernos lo rápidamente que han pasado de ser un mero instrumento de trabajo a un objeto decorativo de la cocina que, además, cumplen perfectamente su función de extraer humos cada vez, de manera más silenciosa, para dejar paso al nosotros y podernos disfrutar.
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