¡Nada dura, nada es perfecto y esto está más que bien!
A punto de tocar el 2018, en Frecan queremos hacer un adelanto de una de las nuevas tendencias: la belleza de la imperfección.
Estamos acostumbrados, a que la moda vaya cogida de la perfección, cocinas blancas más que impolutas, espacios minimals y rincones que parecen de ensueño, pero se olvidan que nuestras viviendas no son espacios de revista ni museos, perfectos y decorados del más grande al pequeño detalle ¡Qué más quisiéramos! Pero no, no os desaniméis, porque, ¿qué más quisieran ellos tener nuestra alma? Nada dura, nada está completo y nada es perfecto.
Cocinas llenas de vida, comidas, cenas y reuniones con amigos y familiares que son tan únicos e imperfectos como nosotros mismos.
La idea que subyace en esta práctica entronca con la filosofía ‘Wabi-Sabi’, de la que cada vez se habla más, pero de la que no hay una definición exacta, ni siquiera en su país de origen debido, en parte, a la afición japonesa por la ambigüedad. La asimetría, lo incompleto, o lo defectuoso son algunas de las características de este movimiento que poco a poco se ha ido trasladando a las cocinas occidentales para ayudarnos a encontrar el balance en la sencillez y disfrutar de la paz que proporciona.
En el hogar eso significa dejar que las cosas sean, no optar por algo salido de una revista, sino por piezas artesanales, con la imperfección que la hacen única, por materiales orgánicos y un espacio que sea auténticamente nuestro.
Esa es la filosofía zen que deberíamos adoptar, una idea que nos hace apreciar lo que tenemos a la vez que nos recuerda lo fugaz de las cosas. Para los que no somos perfeccionistas a la hora de arreglar nuestro hogar, esta filosofía puede ser ideal. Nuestros hogares están para ser disfrutados y no para ser admirados desde la distancia.
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